"Rebeldes de Boston, siente la magia"
Las Aventuras de Sari:
"Rebeldes de Boston, siente la magia"
Hace dos semanas cumplí tres meses en este lado del charco,
han sido tres meses llenos de cosas increíbles: viajes, amigos nuevos,
aprendizajes infinitos y novedades por todos lados, han sido meses muy bonitos
y que definitivamente he disfrutado bastante, pero también han sido meses en
los que he extrañado desde el tráfico, hasta a la gente que más quiero de
manera impresionante. Es curioso cómo uno no se da cuenta de como es que las
cosas cotidianas nos pueden llegar a llenar tanto, hasta que esa cotidianeidad
da un giro de 360°.
Estos meses se han ido volando y creo que mucho tiene que ver con el hecho de que he tenido la fortuna de viajar a diferentes lugares y esta vez me tocó ir a Massachusets, estado que tiene la fortuna de albergar Harvard, el MIT (Massachusets Institute of Technology) y la escuela de música Berklee, también es la casa de los Medias Rojas y los Pats; agregado a esto tienen uno de los maratones más famosos a nivel mundial y por si no entendieron el titulo, por favor vayan a ver la película "Entrenando a Papá" terminando de leer esto. Pero aún más importante son el estado que se ha convertido en casa de una pequeña, muy pequeña, parte de mi familia desde hace un par de años.
Tuve la oportunidad de viajar allá con mi “host family”, pero la fortuna de pasar dos días súper bonitos con mi familia mexicana. Aunque cabe mencionar que nuestro viaje no siempre fue color de rosa, aquí les va el por qué:
Nosotros teníamos planeado viajar el viernes por la tarde, para llegar a Massachusets por la noche, se había pronosticado una “lluvia de hielo” que viene a ser como granizo, pero más finito, sin embargo, no es nada de lo que uno deba de preocuparse. Para nuestra sorpresa esa “lluvia de hielo” se transformó en una súper tormenta de nieve que hizo que la ciudad, y si no me equivocó gran parte de la costa este, se convirtiera en un caos total.
Árboles caídos, muchas zonas sin electricidad, nieve en cantidades monumentales y mil cosas más. En mi casa nos quedamos sin electricidad desde las 6 de la tarde, eso significa que ni calefacción había y el frío empezó a sentirse poco a poco, pero tampoco podíamos viajar, porque evidentemente no era seguro. Terminamos por decidir viajar hasta el sábado en la mañana, ya que las cosas se tranquilizaran un poco.
Logramos salir para encontrarnos con todos los daños que había dejado el paso de la nieve. Sí, es hermosa, pero al menos yo tengo una relación amor/ odio con ella. Después de un viaje de unas 6 horas por carretera y un bloque de hielo que cayó en el parabrisas sacándonos el susto de la vida, logramos llegar a la tierra prometida y el momento que había estado esperando llegó y me reencontré con mi familia.
Fueron dos días que disfruté mucho, llenos de calor de hogar a la mexicana, festejos múltiples, comida que añoraba y mucho español, con una ciudad súper bonita como escenario; la verdad es que hay pocas cosas que hubieran podido mejorar la situación.
Dentro de estos dos días me di cuenta de dos cosas que me sorprendieron y creo que es importante que mencione: Está súper padre poder adaptarse a las situaciones de la vida para poder mantener tu estilo de vida. Les explico, la parte de mi familia que está acá tiene un rato viviendo en EU, nos habíamos visto bastantes veces en México y sabíamos que a pesar de que su vida cambió cuando se mudaron, ellos trataban de mantener un estilo de vida lo más a la mexicana posible y fue bonito ver eso en vivo. Es increíble como uno va construyendo su propia comunidad de gente que más tarde se convierte en tu familia de este lado.
Y la otra cosa es que me di cuenta de que a pesar de que extraño la comida mexicana de todas clases, lo que más extraño es esta cosa y fenómeno al que popularmente llamamos “chorcha”, es decir; el estar platicando, haciendo desastre y riendo en un volumen bastante alto, entre otras cosas. Porque sí, los americanos también platican durante las comidas, pero no se siente igual que cuando estás rodeado de mexicanos, comiendo tacos reales.
Después de haber sido paseada por los lugares más
emblemáticos de la ciudad como: Quincy Market, China Town y básicamente toda la
parte central de Boston, haber visto la ciudad desde el mirador en Prudential
Center (esta clase de lugares se han convertido en una de mis cosas favoritas
en el planeta y hay uno básicamente en cada ciudad grande), alimentada con unos
deliciosos chilaquiles caseros además de comida típica de la zona con el factor
extra de mi primera celebración de cumpleaños con mañanitas incluidas y llenada
de provisiones “mexas” para mi supervivencia hasta mi próximo viaje a México,
llegó el momento de regresar a la realidad y volver a hablar inglés. Porque
enserio no crean que nada más me ando paseando sin ton ni son, ese solo es como
el 15% de mi vida.
El martes, después de dos días bastante aparatosos, emprendimos nuestro viaje de regreso a Pennsylvania, para encontrarnos con un refrigerador triste por la falta de energía en días anteriores y en lo personal con el hecho de que tenía mucha ropa por lavar, pero con el corazón contento y cálido de amor mexicano, a pesar de las bajas temperaturas que aún había afuera.
Me prometí a mí misma y a mi familia por allá, que voy a regresar a aquellos territorios una vez que el clima mejoré y todo se pinté de verde, porque al parecer hay mil y un cosas que hacer y es un lugar increíblemente bonito, así que esperen la versión 2.0 de esta aventura.
"Boston Rebels, catch the magic"
I’ve been on this side of the
river for three, almost four months, they’ve been three months full of
incredible things: trips, new friends, infinite learnings and new things
everywhere, it has been a really nice time and I have definitely enjoyed it a
lot, but they’ve also been months in which I've missed different kinds of things
going from the traffic of my city, to the people I love the most. It's funny
how you never realize how everyday things can give you so much joy, until that
daily routine takes a 360 ° turn.
These months have gone flying and
I think a lot has to do with the fact that I’ve had the luck of traveling to
different places and this time I had the chance to go to Massachusets, a state
that has the fortune of housing Harvard, the MIT (Massachusets Institute of
Technology) and the Berklee music school, is also the home of the Red Sox and
the Pats; Added to this, each year they hold one of the most famous marathons
worldwide and If someone didn't catch the heading, please go and watch "Game Plan" after reading this. But even more important this is the state that became the home of a
small, very small, part of my family a couple of years ago.
I had the opportunity to travel
there with my "host family", but the fortune of spending two super
nice days with my Mexican family. Although it’s worth mentioning that our trip
was super nice, but at the beginning things were kind of wild, here is why:
We had planned to travel on Friday afternoon, so this way we could get to Massachusets at night, the weather reports predicted an "ice shower" or hail, however, this is normally nothing one should worry about. But for everyone’s surprise that "ice shower" ended up turning into a super snowstorm that made the city, and if I’m not missing anything, a big part of the east coast, a total chaos.
Fallen trees, many areas without electricity,
snow in monumental quantities and a thousand other things. In my house we
lost power since 6 in the afternoon, that means that there was no heating and
quickly the cold began to be felt little by little, but we could not travel
either, because obviously it was not safe. We ended up deciding to travel on
Saturday morning, hoping things would calm down a bit.
We managed to get out the next morning, to find
all the damage left by the snow. Yes, it’s beautiful, but normally it turns
everything into a mess, so for the moment I have a love / hate relationship
with it. After an approximately 6 hours long road trip, nice chat, music and a
block of ice that fell on the windshield, scaring us to death, we arrived to
the promised land and the moment I had been waiting for arrived, and I was
reunited with my family.
They were two days that I enjoyed a lot, full of warmth of a Mexican home, multiple celebrations, food that I craved for and a lot of Spanish, with a super nice city as a stage.
Within these two days I realized two things
that surprised me and I think it’s important to share: It’s incredible how you
can be able to adapt to life situations to keep your lifestyle. I’m
going to explain myself here, the part of my family that is here has been
living in the US for a while, we had seen each other a lot in Mexico and we
knew that even though their life changed when they moved, they tried to keep
that “Mexican lifestyle” as much as possible and it was really nice to see that
live and be part of it for a little bit. It's amazing how you build your own
community of people that later becomes your family on this side.
And the other thing is that I realized that
although I miss Mexican food like crazy, what I think I miss the most is this
thing and phenomenon that we popularly call "chorcha", this is; talking,
having fun and laughing in a very loud volume, among other things. Because
yes, Americans also talk during meals, but it doesn’t feel the same as when
you're surrounded by Mexicans, eating real tacos.
After walking through the most emblematic places of the city such as: Quincy Market, China Town and basically all the central part of Boston, having seen the city from the observatory at Prudential Center (this kind of places have become one of the my favorite things on the planet and there is one basically in each big city), fed with delicious homemade "chilaquiles" as well as typical food of the area with the extra factor of my first birthday celebration with “mañanitas” included and filled with "mexa" provisions for survival until my next trip to Mexico, it was time to return to reality and speak English again. Because believe it or not I also work, it’s not like I’m traveling from here to there all the time, that’s just like 15% of my life.
On Tuesday, after two, kind of,
exhausting days, we started our trip back to Pennsylvania, to find a sad refrigerator
because of the lack of power in previous days and personally with the fact that
I had a lot of laundry to do, but with a warm and happy heart full of Mexican
love, despite the low temperatures that were still outside.
I promised myself and my family
over there, that I’ll return to those territories once the weather gets better
and everything is green, because apparently there are a thousand and one things
to do and it’s an incredibly beautiful place, so wait for the 2.0 version of
this adventure.
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