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Las aventuras de Sari: 

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Es martes 12 de junio, estoy sentada en una sala de espera en un aeropuerto en Dallas después de un vuelo de 2 horas y media y con uno de 3 horas y media por delante; más la cantidad indefinida de horas que mi vuelo se retrase. Tengo el corazón un poco apachurrado por haber dejado mi casa una vez más; pero al mismo tiempo me emociona mucho estar de este lado del río otra vez.

Esta aventura fue algo que se estuvo cocinando desde hace mucho tiempo; si le damos rewind a la historia, podemos decir que todo comenzó el día en que viaje por primera a Estados Unidos. Ese día mi familia y una de mis mejores amigas, fueron a despedirme al aeropuerto y después de la lloradera y de despedirnos un millón de veces, yo abordé mi avión y ellos se quedaron en el aeropuerto. Entre plática y plática y en medio de un café terminaron platicando acerca de la graduación de mi hermano, pero sobre todo del hecho de que lo más seguro es que yo no pudiera viajar para estar ahí.

Semanas después, yo ya instalada en mi nueva casa y tratando de acoplarme a mi nueva vida, en medio de una llamada de Facetime Ari/ hada madrina/ patrocinadora oficial/ mi amiga que fue a despedirme al aeropuerto me dio la noticia; me dijo que ella me iba a comprar mi boleto para ir a México a la graduación de mi hermano, las dos lloramos como locas y así fue como toda esta aventura comenzó.

Desde un principio decidimos que iba a ser sorpresa y la idea era que realmente nadie más que la gente esencial supiera, pero como buenos mexicanos a la semana de que se hiciera oficial la noticia, la mitad de mi familia ya sabía y el secreto dejó de ser tan secreto, al punto de que David era técnicamente el único que no tenía idea.


Fueron meses largos de espera, la emoción del saber que iba a ir a mi casa, con mi familia y mis amigos era demasiada y siento que en parte por eso fueron 6 meses increíblemente largos.

Empecé a planear mi viaje de manera oficial unos meses antes, esto porque mi ir y venir a México iba a ser una aventura total. Les dejo como dato cultural, y para que le encuentren sentido a mi estrés en esta parte de la historia, no hay vuelos directos desde Filadelfia hasta CDMX y solo por volar desde Filadelfia el precio del boleto aumenta como $2000 comparándolo con un boleto directo saliendo de NYC, considerando todo esto, cuando compramos los boletos, el vuelo salía del aeropuerto John F. Kennedy y esto nos llevaba a que mi viaje se viera de esta manera:

Hago aproximadamente 40- 45 minutos en tren/ metro de mi casa hasta Filadelfia, donde tengo que tomar un camión que tarda dos horas (a veces más por el tráfico) para llegar a NYC. Este camión me deja en el centro de Manhattan y llegar al aeropuerto desde ahí puede tomar entre una o dos horas dependiendo de qué tan caótico este NYC ese día. Todo esto lleva a que si mi vuelo era a las 5:30 pm iba a tener que salir de mi casa aproximadamente a las 7 am para poder llegar a abordar mi avión sin problema alguno.

Después de darle mil vueltas al viaje que les acabo de describir y de tratar de buscar la manera más fácil de hacerlo y, sobre todo, la que me tuviera más tranquila, decidí que iba a viajar desde un día antes a NYC. Tengo que confesarles que esto no hubiera sido posible sin Ana, que desde que llegué a Estados Unidos se ha convertido en mi “hotel” en NYC y una de mis amigas más cercanas por acá.

Así que mi viaje comenzó el martes, después de trabajar y tener un día relativamente normal, me dirigí a Filadelfia, para después tomar el camión que me llevaría a NYC y así fue. Sin contratiempo y para mi suerte con dos asientos disponibles para mí, hice mi viaje usual hasta la gran manzana. Me encontré con Ana exactamente en la esquina de la 7 y la 27, que a esta altura ya se ha convertido en un sitio común para mí; después de saludarnos empezamos a caminar hacia el High line, que en pocas palabras es como un puente peatonal muy largo y bonito desde donde puedes ver Manhattan de manera tranquila, sobre todo a las 9 de la noche.

Se suponía que nos íbamos a dormir temprano, pero como siempre hay alguna aventura esperándonos, terminamos en un bar de Jazz, así que regresamos tarde a su casa y nos fuimos a dormir ya entrada la madrugada. Al día siguiente después de recorrer Prospect Park y disfrutar un helado mi travesía para cruzar el charco comenzó, pedí un Uber y me dirigí al aeropuerto. Mi viaje de Brooklyn hasta el John F. Kennedy fue divertido, al punto en el que, después de contarle mi vida al chofer del Uber, me dijo que lo mejor que podía hacer era casarme con un americano, que era la mejor opción y me iba a ahorrar un montón de tiempo y dinero.

Ya en el aeropuerto todo fue tres veces más fácil de lo que pensé, en las ventanillas de Aeroméxico todo el mundo ya me hablaba en español y pasar por seguridad fue rápido. Fue un vuelo relativamente corto y el hecho de que de nuevo tenía una fila de asientos para mí, lo hizo tres veces mejor.

Les prometo que no hay manera de poner en palabras la emoción que tuve cuando vi las luces de la Cd. De México, y no tienen idea de mi emoción cuando crucé migración y la oficial me dijo “Bienvenida a México señorita”, pero cuando crucé las puertas del aeropuerto y vi a mi papá ahí parado, cansado del trabajo, pero emocionado fue cuando de plano me volví loca.

Todavía nos quedaba el viaje desde CDMX hasta Querétaro, pero eso ya no era problema, primero porque ya no era la Sarai que finge ser un adulto y se tiene que preocupar por todo, estaba con mi papá, así que era oficialmente Sarai adolescente otra vez, pero el viaje se vio mejorado 20 veces por el hecho de que teníamos tacos como comida de carretera.

Todos los queretanos conocemos ese sentimiento de estar en casa cuando vez a Conín, así que una vez que lo pude divisar a la distancia ya no podía con la emoción. Eran como las 3 am y por fin me encontraba en la puerta de mi casa; sabía que no podía hacer tanto ruido, pero yo quería correr adentro y despertar a todo el mundo.

Mi mamá estaba despierta esperando a que llegáramos, obviamente hubo lagrimas para dar y regalar, por lo que fue inevitable llorar de emoción cuando nos veíamos en vivo por primera vez después de 6 meses. Lo siguiente era despertar a mi hermana, alias Mariam, Changa para los cuates y ese fue justo en el momento en que me di cuenta de que realmente habían pasado 6 meses; y esos 6 meses no pasaron en balde.  La niña, ahora ya una adolescente está prácticamente de mi tamaño y definitivamente llamarla “niña” es el termino incorrecto.

Ahora sí, el momento que todos habíamos estado esperando estaba a punto de suceder, había que ir a saludar a mi hermano, alias David y Cuervo para los cuates. Subimos todos a su cuarto y me senté en su cama, le toqué el hombro y con mi melodiosa voz de emoción le dije “Cuervs, despierta”. Hubieran visto su cara de confusión total, creo que por un momento no supo si estaba soñando o que estaba pasando, se había ido a dormir pensando que yo estaba a muchos kilómetros de distancia y de repente estaba en su cuarto despertándolo a la mitad de la noche. Por fin estaba en mi casa, con mi gente y no podía estar más feliz.

Mis pocos días en México estaban totalmente planeados, quería hacer todo y ver a todo el mundo, así que, con todo planeado, los días se me fueron demasiado rápido.

El jueves fue un día más de reencontrarme con todos y atender pendientes importantes como ir al dentista o con mi estilista. Ese día me encontré con Ari/ patrocinadora oficial/ mejor amiga, cenamos sushi, salimos de fiesta y vimos Sex and the City como es costumbre, regresamos a su casa sintiéndonos totalmente realizadas por todos los logros del día, pero sobre todo por el hecho de que no estábamos hablando por video llamada, si no que estábamos compartiendo el mismo espacio y tiempo.


El viernes fue un día familiar, comí con toda mi familia en casa de mi abuela y por la tarde fuimos a la entrega de papeles de mi hermano, ese fue el inicio de todo el proceso de graduación. Saliendo de ahí y después de hacer una parada técnica en mi casa, mi hermano y yo nos vimos en el centro con mis amigos. Cabe mencionar que, aunque iba en contra de mis principios, nunca planeé que íbamos a hacer, muy confiada en que “en el centro siempre hay algo que hacer”, empezó como una noche un poco desastrosa, pero creo que al final nos divertimos, reímos y me hizo extremadamente feliz poder vernos a todos juntos como en los viejos tiempos.

Por fin llegó el sábado y con ello todos los preparativos previos a la graduación. Ese día nos levantamos temprano y antes de oficialmente empezar a arreglarnos, salimos a conseguir un par de cosas para que yo trajera de regreso a EU, digamos que fue una mañana de compras bastante productiva y la verdad me hizo feliz, viajé en el tiempo a hace 7 meses cuando todos nuestros fines de semana eran así.

Ya por la tarde, los preparativos oficiales empezaron: la sección de peinado y maquillaje en mi casa abrieron y para cuando fue la hora de irse todos estábamos listos y en la puerta. Fuimos a misa y después de una sesión de fotos ahí, como es costumbre, nos subimos al carro otra vez y emprendimos el camino hacía el salón donde iba a ser la fiesta.

La verdad fue una noche increíble, toda mi familia estaba ahí, los amigos de mi hermano que en algún punto de la historia también se hicieron un poco mis amigos estaban ahí y, sobre todo, fui inmensamente feliz por haber podido ser parte de ese momento tan importante en la vida de alguien tan importante para mí.

El domingo despertamos tarde como era de esperarse, pero desde el primer momento nos pusimos manos a la obra, esto porque mi mamá había invitado a toda mi familia y amigos a comer. Preparamos todo y de un momento a otro ya estábamos en una palapa disfrutando de pizza y buena compañía.

Meses antes de ir a México me enteré de que una de mis bandas favoritas iba a estar ese fin de semana en Querétaro, así que hice lo posible para poder conseguir boletos y, para no hacerles la historia más larga, ese domingo por la tarde mis amigas: Andrea, Fer, y yo fuimos al concierto juntas, la verdad es que ese no era el plan inicial, pero terminó siendo tres veces mejor.

Fue un Domingo fuera de lo usual, pasé tiempo con mi familia y amigos, y disfruté de un muy buen concierto con mis amigas.

Ya era lunes, mi último día en México, no teníamos nada planeado así que decidimos aventurarnos a ir a Tequisquiapan, un Pueblo Mágico, pintoresco y donde venden comida deliciosa. Pasamos todo el día allá y regresando a Querétaro por la tarde fuimos a comer al centro, para oficialmente despedirme de mi ciudad.

Hacer maleta fue un reto, como es costumbre, entre dulces y ropa las 50 libras permitidas fueron exactas y las 2 am ya me encontraba camino a CDMX con mi papá. Despedirme obviamente tampoco fue fácil, es raro tener que decirle adiós a tu familia y a tu casa, para poder ir de regreso a tu otra casa.

No me quiero adentrar mucho en el viaje de regreso, porque podría escribir un post completo acerca de lo espantoso que fue, así que solo diré dos cosas. Primero: que ahora sé que prefiero pagar más dinero por un vuelo sin escalas, y segundo: que una Sarai sola en un aeropuerto por más de 4 horas es como una bomba de ansiedad a punto de explotar.

Regresé a mi casa en Pensilvania como a las 2 de la mañana después de que mi host dad me hiciera el favor gigante de irme a recoger hasta NYC, lo que significa que viajé técnicamente un día cuando realmente un vuelo directo dura 5 horas y media aproximadamente.

Estoy terminando este post después de dos meses de haberlo empezado a escribir aquel día en el aeropuerto, no sé si fue algo personal con el hecho de tener que escribir acerca de algo que me pone tan sentimental o fue un simple bloqueo, pero no fue fácil.

Este fue un viaje en el que me di cuenta de muchas cosas, desde el hecho de que mi casa sigue siendo la misma y extraño estar ahí de sobremanera, pero al mismo tiempo ya no me siento parte de ese lugar al que un día pertenecí. Esto no significa que mi casa y mi familia ya no sean mi hogar, sino todo lo contrario, estoy consciente de que ese es el lugar al que siempre voy a volver y a llamar hogar, pero siento que en el momento de mi vida en el que me encuentro ya no estoy en sintonía con todo lo que pasa específicamente, en Querétaro.

Otra cosa es que siento que pertenezco a todos lados, es curioso estar en tu casa y decir que vas de regreso a tu casa, pero sobre todo me di cuenta de que estos meses fuera de casa me han cambiado, en distintos niveles y de distintas maneras, pero en el fondo sigo siendo la misma Sarai.



Back Home 

It's Tuesday, June 12, I'm sitting in a waiting room at the airport in Dallas after a 2 1/2 hour flight and a 3 1/2 hour flight ahead; plus the indefinite amount of hours that my flight is delayed. My heart is a little bit crushed because I left my house once more; but at the same time, I'm very excited to be on this side of the border again.

This adventure was something that has been cooking for a long time; If we rewind the story, we can say that it all began the day I first traveled to the United States. That day my family and one of my best friends went to say goodbye to the airport and after a lot of tears and saying goodbye a million times, I boarded my plane and they stayed at the airport. Between talking and talking and in the middle of a cup of coffee, they ended up talking about my brother's graduation, but above all, the fact that probably I wasn’t going to be able travel to be there.

Weeks later, already in my new home and trying to figure out my new life, in the middle of a Facetime  call with Ari / fairy godmother / official sponsor / my friend who went to say goodbye at the airport gave me the news; She told me that she was going to buy my ticket to go to Mexico so I could make it to my brother's graduation, we both cried like crazy and that's how this whole adventure began.

From the beginning we decided that it was going to be a surprise and the idea was that really nobody, but the essential people knew, but as good Mexicans a week after the news were official, half of my family already knew, and the secret stopped being a secret, to the point that David was technically the only one who had no idea.

They were long months of waiting, the excitement of knowing that I was going to go to my house, with my family and my friends was too much and I feel that that’s part of the reason those 6 months were incredibly long.

I started planning my trip officially a few months before, this because coming and going to Mexico was going to be a total adventure. I’m going to write this just as fun facts, and to kind of explain the reason of my stress in this part of the story, there are no direct flights from Philadelphia to CDMX and flying from Philadelphia will cost you at least $2000 more, comparing it with a direct ticket leaving from NYC, considering all this, when we bought the tickets from the John F. Kennedy airport so this would make my trip look like this:

It takes approximately 40-45 minutes by train / subway from my house to Philadelphia, where I have to take a bus that takes two hours (sometimes more because of the traffic) to get to NYC. This bus drops me off at downtown Manhattan and getting to the airport from there it can take between one or two hours depending on how chaotic this NYC is that day. 

All this leads to the fact that if my flight was at 5:30 p.m. I would have to leave my house approximately at 7 am in order to board my plane without any problem.

After thinking the trip that I just described over and over and try to find the easiest way to do it and, above all, the one that had me calmer, I decided that I was going to travel from the day before to NYC. I must confess that this wouldn’t have been possible without Ana, who since arriving to the United States has become my "hotel" in NYC and one of my closest friends here.

My trip started on Tuesday, after working and having a relatively normal day, I headed to Philadelphia to take the bus that would take me to NYC. Without mishap and luckily with two seats available for me, I made my usual trip to the Big Apple. I met Ana exactly at the corner of 7th and 27th, which has already become a common place for me; After saying hi and catch up about our lives quickly we started walking towards the High Line, which in a few words is like a very long and beautiful pedestrian bridge from where you can see Manhattan in a quiet way, especially at 9 o'clock at night.

We were supposed to go to sleep early, but as usual there is some adventure waiting for us, we ended up in a Jazz bar, so we went home late and went to bed late at night. The next day after a quick walk through Prospect Park and enjoying an ice cream, my trip to get home began, I asked for an Uber and headed to the airport. My trip from Brooklyn to the John F. Kennedy was fun, to the point where, after telling my entire life story to the Uber driver, he told me that the best thing I could do was marry an American, which was the best option and It was going to save me a lot of time and money.

At the airport everything was three times easier than I thought, at the counter of Aeromexico everyone spoke to me in Spanish already and passing through security was fast. It was a relatively short flight and the fact that I, again, had a row of seats for me, made it three times better.

I promise you that there is no way to put into words the excitement when I saw the lights of Mexico City, and you have no idea of ​​my emotion when I went through migration and the officer told me "Welcome to Mexico" but when I crossed the airport doors and I saw my dad standing there, tired from work, but excited was when I went crazy.

We still had the trip from CDMX to Queretaro, but that wasn’t a problem, first because I was no longer the Sarai who pretends to be an adult and has to worry about everything, I was with my dad, so I was officially Sarai the teenager again, but the trip was improved 20 times by the fact that we had tacos as road food.

Everyone that was born in Querétaro know that feeling of being at home when Conín appears, so once I could see it in the distance I couldn’t handle the emotion. It was about 3 am and I was finally in front of my house; I knew I couldn’t make as much noise, but I wanted to run inside and wake everyone up.

My mom was awake waiting for us to arrive, obviously there were tears in an enormous quantity, it was inevitable to cry when we were together for the first time after 6 months. The next thing was to wake up my sister, aka Mariam, Changa if you’re her friend and that was just the moment I realized that it really had been 6 months; and those 6 months did not pass in vain. The little girl, now a teenager, is practically my size and definitely call her "little girl" is the wrong term.

Now, the moment we had all been waiting for was about to happen, we had to go and wake up to my brother, aka David and Cuervo for his friends. We all went up to his room and I sat on his bed, I tapped his shoulder and with my melodious voice full of excitement I said "Cuervs, wake up". You should have seen his face of total confusion, I think that for a moment he didn’t know if he was dreaming or what was happening, he went to bed thinking that I was kilometers away and suddenly I was in his room waking him up in the middle of the night. At the end I was in my house, with my people and I couldn’t be happier.

My few days in Mexico were totally planned, I wanted to do everything and meet everyone, so with everything planned, the days went by too quickly.

Thursday was the day to meet again with everyone and attend to important issues such as going to the dentist or my stylist. That day I met with Ari / official sponsor / best friend, we ate sushi, went out to party and watched Sex and the City as usual, we returned home feeling totally fulfilled by all the achievements of the day, but above all due to the fact we weren’t talking on video call, but we were sharing the same space and time.

Friday was family day, I ate with my entire family at my grandmother's house and in the afternoon, we went to my brother’s diploma ceremony, that was the beginning of the whole graduation process. We left the ceremony and after making a technical stop at my house, my brother and I met at downtown with my friends. It’s worth mentioning that, although it went against my principles, I never planned what we were going to do, trusting the philosophy of "there’s always something to do down", it started as somewhat a disastrous night, but I think that in the end we had fun, We laughed and it made me extremely happy to be able to see everyone together as in the old days.

Saturday finally arrived and with it all the preparations prior to the graduation. That day we got up early and before we officially started getting ready, we went out to get a couple of things for me to bring back to the US, let's say it was a productive shopping morning and the truth is that it made me happy, I traveled back in time to 7 months ago when all our weekends were like this.

In the afternoon, the official preparations began: hair and makeup section in my house opened and by the time it was time to leave we were all ready and at the door. We went to mass and after a photo session there, as usual, we got into the car again and started our way to the place where the party was going to be held.

It was truly an incredible night, my whole family was there, my brother's friends that at some point also became a bit my friends were there and above all, I was immensely happy to be part of such an important in the life of someone who is so important to me.


On Sunday we woke up late as expected, but from the first moment we started moving, this because my mother had invited all my family and friends for lunch. We got everything ready and from one moment to another we were already in a palapa enjoying pizza and good company.

Months before I went to Mexico I found out that one of my favorite bands was going to be  playing that weekend in Querétaro, so I tried my best to get tickets so long story short, that Sunday afternoon my friends: Andrea, Fer, and I went to the concert together, the truth is that this was not the initial plan, but ended up being three times better.

It was a Sunday outside of the usual Sunday standard, but I spent time with my family and friends, and I enjoyed a very good concert with my friends.

It was already Monday, my last day in Mexico, we had nothing planned so we decided to go on an adventure to Tequisquiapan, a magical and picturesque town, where they sell delicious food. We spent all day there and returned to Queretaro in the afternoon to go and have one last meal with my family and to officially say goodbye to my city.

Packing my suitcase was a challenge, as expected, between sweets and clothes, the 50 pounds allowed were exact and at 2 am I was already on my way to CDMX with my dad.

Saying goodbye obviously was not easy, it’s weird to have to say goodbye to your family and your home, to be able to go back to your other home. I don’t want to go very deep on my trip back, because I could write an entire post about how scary and stressing it was, so I'll just say two things. First: I know now that I prefer to pay more money for a non-stop flight, and second: that a Sarai alone in an airport for more than 4 hours is like an anxiety bomb about to explode.

I returned to my home in Pennsylvania about 2 in the morning after my host dad saved me and went to pick me up all the way to NYC, which means that I technically traveled back one entire day when a direct flight really lasts about 5 and a half hours.

I'm finishing this post after two months of starting it that day at the airport, I don’t know if it was something personal because of the fact of having to write about something that makes me so sentimental or was a simple block, but it wasn’t easy.

This was a trip in which I realized many things, from the fact that my house is still the same and I miss it a lot, but at the same time I don’t feel part of that place I once belonged to. This doesn’t mean that my house and my family are no longer my home, but totally the opposite, I am aware that this is the place I will always return to and call home, but I feel that at this time of my life, I find myself no longer in synchrony with everything that happens specifically, in Queretaro.

Another thing is that I feel that now I belong everywhere, it's funny to be in your house and say that you are going back to your home, but above all I realized that these months away from home have changed me, at different levels and different ways, but deep down I'm still the same Sarai.

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